La Terapia Craneosacral y el
tratamiento de Cesáreas
Su impacto en la madre, el bebé y la
familia.
En las últimas décadas, la
frecuencia de las intervenciones
cesáreas ha crecido de manera notable en nuestras sociedades.
Aunque la OMS recomienda que el
porcentaje de cesáreas en los partos esté en torno al 10%, en los EEUU, la tasa
que era del 5% en 1970, ha pasado a ser del más del 20% en la actualidad
(algunos hospitales la elevan al 33% y otros a un 50%). En EEUU se realizan
actualmente más de cien mil cesáreas
por día.
A su vez, España tiene una de las tasas más altas de la Unión Europea, con
casi un 25% para los hospitales públicos y más de un 30% en los privados. Las
tasas más bajas en Europa se dan en Suiza (10%), Holanda (14%), Noruega (16%),
Finlandia (16%), Islandia y Suecia (17%). Portugal, con un 30% de cesáreas.
¿Debemos entender este crecimiento
ingenuamente, como un real progreso de la Sanidad en este campo, o conviene
analizarlo mas profundamente y con sentido crítico?
En estos países, afortunadamente,
crece el movimiento de los profesionales
y entidades que estamos ocupados y preocupados por garantizar en
primer lugar el bienestar integral de la madre, el bebe y la familia en los
procesos de embarazo, parto y post-parto.
Nuestras propuestas, mucho más
acordes con las recomendaciones de la OMS apuntan a la decisión de
reducir estas intervenciones estrictamente a los casos que ponen en riesgo la vida de la madre y/o el
bebe , cuando no haya otra solución aconsejable y viable.
A su vez, nuestras investigaciones,
acopio de experiencias clínicas, propuestas conceptuales y operativas ponen en
evidencia un serio y doble problema:
• Por una parte, un alto porcentaje
de las cesáreas que actualmente se realizan podrían y deberían sustituirse por otras formas de intervención.
• Por la otra, es demasiado
frecuente que las relaciones de los equipos de atención con la madre, el bebe y
el padre antes, durante y después del parto, provoquen consecuencias desfavorables para un desarrollo sano para la madre,
el bebe y la familia en su conjunto que podrían y deberían evitarse.
Gran parte de las decisiones que
toman estos equipos de atención, tanto en lo publico como en lo privado,
parecen obedecer a modelos institucionales y profesionales que no respetan derechos básicos de los pacientes y su
familia y que no se corresponden con lo que seria un punto de vista de
la Salud Comunitaria y una operativa realmente avanzadas y de calidad .
El propio acuerdo materno familiar
para aceptar estas intervenciones se da con frecuencia en unas condiciones de presión por parte del equipo
sanitario y de relativa indefensión que inhiben la posibilidad de la
madre y el padre para tomar una decisión consciente y libre.
Esto es ya de por si una situación traumática que debería
evitarse.
En un enfoque integral, el apoyo
afectivo antes, durante y después del parto, es siempre muy importante, pero
más aun en estos casos. Y la facilitación de la participación de la madre, el
bebe (que no es un ser pasivo) y el padre deben formar parte de este cuidado
integral.
El establecimiento de un adecuado vinculo de apego entre la madre y el bebe,
va a poner los cimientos de un desarrollo sano para el nuevo ser, y será
necesario y saludable también para la madre y para el propio padre, en la
evolución del grupo familiar básico.
En todos los casos, (necesaria o
evitable) la cesárea es una intervención
de cirugía mayor. Implica riesgo de muerte, riesgo de lesiones
irreversibles y supone un alto coste emocional y físico, no solo para la madre
sino también para el bebe. El dolor, el alargue del periodo de recuperación y
la perturbación del establecimiento del vinculo con el bebe y de la lactancia,
son consecuencias directas de esta intervención, que también afectará a la
disposición general de la madre en relación con posibles embarazos futuros.
En un articulo de Pam Udy “The
emotional impact of cesárea” en la revista Midwifery Today, nº 89, primavera
2009,se señala un repertorio de efectos
emocionales negativos de la cesárea sobre las madres observados en sus
investigaciones y experiencia clínica, que resumo:
• Sentimientos de pérdida. El
nacimiento no fue como lo esperaba; pérdida de la experiencia de participación
en el nacimiento y” no estar allí” cuando el bebe entra al mundo.
• Relación interrumpida con el bebe:
sentimiento de separación del bebe.
• Identidad alterada. Sensación de
fracaso y menoscabo de la identidad femenina.
• Sentimiento de estar amenazada. La
cirugía hizo surgir miedos de peligro de muerte.
• Sentimiento de “violación” por la
cirugía. Los límites del cuerpo fueron invadidos y rotos y se siente mutilada o
abusada.
• Rabia contra el personal sanitario
relacionada con lo que fue percibido como una cesárea innecesaria; falta de
implicación en las decisiones medicas, carencia de apoyo por el equipo del
hospital antes, durante y después de la cesárea.
• Disociación: Sentir que la cirugía
le estaba ocurriendo a otra o vivirla desde la distancia.
• Humillación: por recibir regaños
(en vez de apoyo).
• Indefensión: Sintiéndose incapaz
de cuidarse a sí misma y a su bebé.
• Síntomas de desorden por estrés
post traumático: ansiedad, sueño perturbado, ataques de pánico.
• Potenciación de conflictos con su
pareja, sobrepasados ambos por una situación traumática múltiple, para la que
no han recibido preparación ni apoyo eficaces.
Para el bebé, las consecuencias de la cesárea son
también especialmente agresivas:
• Cuando se abre el vientre de la
madre, y se extrae el cuerpo del neonato, el sufre una brusca descompresión. Se
expande su cabeza y el movimiento para extraerlo interrumpe y contraria la
dirección “natural” de su movimiento para pasar por el canal de parto y salir.
• A su vez, la anestesia a la madre
ya habrá afectado al cuerpo del bebe.
• Restablecer el vinculo
corporal-afectivo con la madre puede demorarse por horas, días o semanas por
una utilización de protocolos que separan la madre y el bebé y no toman en
cuenta la importancia de establecer un rápido apego en los primeros 20 minutos.
• Además, el impacto emocional y
físico que sufre la madre se transmite al bebé, conectado íntimamente con ella.
Y el “reloj biológico” de la madre y el bebe se alteran por todas estas
circunstancias traumáticas.
Desde un punto de vista Preventivo,
parece claro que, la madre que se expone a una cesárea (y el padre) deberían
conocer todos estos aspectos previamente, para poder afrontarlos mejor ,
entender el impacto que sufrirá su bebe y poder tener mejores recursos para
comprenderlo y ayudarle a superar estos impactos y prevenir sus consecuencias inmediatas y futuras.
Si la madre y el bebé son los más
directamente afectados por estos hechos, el padre también lo es, no solo respecto a la importancia de su
implicación directa o indirecta durante embarazo, parto y post-parto, sino
dentro del desarrollo de la compleja trama de las relaciones familiares en esos
momentos y posteriormente.
Frente a este panorama, es necesario
extender y desarrollar firme y pacientemente, una sensibilización y educación
fundamentadas y serias sobre esta importante problemática dirigida hacia
familias, profesionales y población en general.
En el campo específico de la Terapia Craneosacral esta ofrece
recursos para reconducir y revertir las secuelas de estos hechos traumáticos
favoreciendo un desarrollo saludable y previniendo problemas posteriores.
Enfrentado a esta tarea, el
Terapeuta Craneosacral especializado en bebés, podrá trabajar con él,
preferentemente en brazos de la madre para “completar “el proceso natural de nacimiento
interrumpido y perturbado.
Podrá recorrer suave y firmemente
todo el cuerpo del bebe de la cabeza a los pies con ambas manos “despertando y
reactivando “la percepción de la dirección y la compresión originales del
nacimiento al pasar por el canal de parto, y manteniendo una suave presión
contra los pies, mientras se activan las “memorias de desenroscamiento” en la espina dorsal que le
permitirán al bebe reiniciar y completar su proceso normal de nacimiento. Se
activara su ritmo craneosacral, y se potenciara el fluido craneosacral,
restableciendo equilibrios y liberando procesos que estaban bloqueados.
Artículo publicado en la revista La
Marea, nº 15, septiembre de 2010