El yoga se puede considerar una meditación en movimiento.
Hacemos una asana desde una posición inicial, seguida de un movimiento, un
recorrido y un final, una vez formada la mantenemos con plena y rigurosa atención
mental. Observando y
sintiendo lo que está ocurriendo en nuestro interior de
forma ecuánime y serena evitando una y otra vez no dejarse seducir por los
pensamientos y emociones. Al darnos cuenta de nuestra dispersión mental
RESPIRAMOS PROFUNDAMENTE para tomar conciencia de nuestro cuerpo, del
espacio y lugar del momento presente. Y
nos repetimos mentalmente NO ESTOY DONDE PIENSO, ESTOY DONDE RESPIRO Y SIENTO
AQUÍ Y AHORA.