Por qué practicar yoga es beneficioso para el embarazo?
( Reportajes )
Aprender a respirar correctamente y mantener la musculatura fuerte
son algunos de los objetivos del yoga, un deporte ideal para embarazadas
que además, según un estudio de la Universidad de Michigan (EE.UU.),
también reduce los síntomas depresivos durante la gestación fruto del baile de hormonas que sufre la mujer.
1. Porque mejora el estado de ánimo de la embarazada
¿Es normal que me duelan los riñones?, ¿estará bien el bebé aunque no se mueva?, ¿será muy doloroso el momento del parto?
Para cualquier mujer, sobre todo si es madre primeriza, el periodo del
embarazo está lleno de dudas, tensiones y dolores que no había tenido
antes. Es por eso que muchos profesionales relacionados con el
embarazo
coinciden en que un buen estado de ánimo es esencial.
Para ello, una opción es recurrir a técnicas de relajación, muy
saludables tanto para la futura madre como para el pequeño que está
creciendo en su interior. La que encabeza la lista de las preferidas es
el Hatha Yoga, uno de los yogas más básicos, indicado especialmente para
las embarazadas. “Su principal objetivo es ayudar a que los nueve
meses, el nacimiento y el postparto se desarrollen de la forma más sana y
relajada posible”, explica Mónica Estaño, profesora titulada de yoga.
Para ella, gracias a las asanas –así se conocen las posturas del yoga– y
la meditación, “la mujer desarrolla confianza y aprende a escucharse a
sí misma y los ritmos naturales de su cuerpo”, lo que puede ser
especialmente beneficioso en un momento de particular inestabilidad
emocional como puede ser el embarazo para algunas mujeres.
Una opinión que comparte con ella la doctora María Muzik, psiquiatra e
investigadora científica en el Centro de Crecimiento y Desarrollo
Humano de la Universidad de Michigan. Muzik quiso evidenciar
científicamente los efectos de esta actividad como modificador del
estado de ánimo producido por las hormonas y para ello observó cómo su
uso mejoraba el estado de ánimo de mujeres embarazadas en situación de
riesgo psiquiátrico.
2. Porque sirve para aprender a respirar y fortalecer la musculatura
Sin tener que prepararse como si fuera a participar en una
competición, mantenerse en buena forma puede ayudar a conseguir un
alumbramiento menos traumático. “Si no hay riesgo, el ejercicio que
implica el yoga es beneficioso tanto emocional, como física y
mentalmente –explica Estaño–. Si una de estas tres partes está mal, las
otras también, por eso buscamos el equilibrio interior para encontrar
tranquilidad”, añade.
Corporalmente, ejercitar la respiración y los músculos son dos de las
prioridades del Hatha Yoga, que incluye la técnica de respiración
conocida como “ujayi”, que consiste en inspirar profunda y lentamente
por la nariz hasta llenar los pulmones de aire y luego exhalar hasta
comprimir el estómago. Estos ejercicios son muy parecidos a los de las
clases de educación maternal, y pueden ayudar durante el parto.
Para facilitar el progreso natural del parto
y hacerlo menos doloroso, también se recomienda tonificar los músculos,
sobre todo los de la zona pélvica y las caderas, proceso en el que el
yoga también puede ayudar. Además, el yoga también ayuda a aliviar los
dolores de la columna causados por el crecimiento del vientre y la
mejora de musculatura pélvica puede reducir el riesgo de incontinencia y
de estreñimiento y representa un masaje ideal a todos los órganos del
cuerpo.
3. Porque más relax significa más bienestar
Buena parte de esos beneficios los ha experimentado Claudia,
ilustradora de 32 años, en su propia piel. Ella, desde que empezó a
practicar yoga una vez por semana, no sólo se sintió más ligera, sino
también más partícipe del embarazo. “Antes, con el día a día, ni
siquiera me acordaba de que estaba embarazada. Al empezar las clases fui
mucho más consciente de que llevaba un bebé dentro de mí y fui capaz de
escucharlo y de estar atenta a su movimiento.” Su hija tiene ahora un
año, y dentro de poco tomará clases de yoga para niños.
Cada posición, un beneficio
Posición de loto (BaddhaKonasana). La postura
preparatoria para la sesión de yoga ayuda a relajar y descansar la parte
inferior de la espalda. Consiste en sentarse con las piernas cruzadas,
la espalda recta y las manos apoyadas sobre las rodillas.
Posición del águila (Garusasana Arms). Sentada de
rodillas, cruzas los brazos por delante de tal manera que el brazo
izquierdo esté por encima del derecho. Manteniendo las palmas juntas,
levantas los codos y estiras los dedos hacia el techo. Mejora la
concentración y el sentido del equilibrio, y ayuda a calmar la ciática o dolor de espalda.
Viparita Karani. Tumbada en el
suelo con la cadera lo más pegada posible a la pared, estira las piernas
hacia arriba. Manténlas un poco separadas. Es una posición con
poderosos efectos sobre la circulación y la presión sanguínea, pero
durante la gestación hay que ser precavidas al realizarla, pues estar con la barriga hacia arriba puede resultar incómodo.
Posición del bebé (Balasana). Imitar la posición del
bebé es una buena forma de relajarse. Tumbada boca abajo, flexiona la
pierna derecha, apoyando la rodilla de lado a la altura de la cadera.
Deja la pierna izquierda extendida. El brazo derecho también debe estar
flexionado, mientras que el izquierdo, debe estar debajo de la mejilla o
extendido al lado del tronco, apoyado en el suelo y con la palma de la
mano hacia arriba. El tronco debe estar levemente elevado y apoyado del
lado izquierdo, al igual que la mejilla.
Posición del gato. A cuatro patas, inspira mientras
llevas tu barbilla hacia el pecho, encorvando la espalda en forma de U,
y exhala arqueando la espalda mientras subes la cabeza hacia el cielo.
Esta asana actúa liberando la columna vertebral del peso y la presión y
relajando la espalda.