lunes, 27 de octubre de 2014

Que es la Curacion/ Manuel Almendro Doctor en Sicologia. CENTRO DE YOGA MAITREYA, ALCORCON


                                    
Recientemente se ha publicado en la editorial Kairós, un libro titulado ¿Qué es la curación? coordinado por Manuel Almendro y en el que he participado aportando mi punto de vista desde la salud mental y con el titulo que preside este post. El dia 4 de Abril tuvo lugar la presentación del mismo en la libreria Argot de Castellón y resumo, aqui en este post algunas ideas que planteé en esa ocasión.
La palabra curación es una palabra polisémica que induce malos entendidos y que naturalmente procede de la tradición médica, ¿pero es aplicable a las “enfermedades”
mentales del mismo modo que nos sirve para describir la remisión de una enfermedad somática?¿Es aplicable a la sociedad en su conjunto, a la economia o al medio ambiente?
Lo cierto es que hay enfermedades que se curan solas (sin hacer nada), por ejemplo los resfriados o la gripe, hay algo en nuestro organismo que tiende a recuperar las condiciones iniciales a la irrupción de la enfermedad, nuestro organismo se repara solo por asi decir, algo que Hipocrates llamó la vis medicatrix. Pero lo cierto es que no todas las enfermedades tienen el mismo comportamiento, algunas de ellas -como por ejemplo la apendicitis- no tiende a la espontánea curación y hay que hacer algo con ella,: operarse de urgencia, de lo contrario el organismo muere por una peritonitis y sepsis multisistémica. Otras sin embargo no tienen esa evolución tan peligrosa para la vida sino que -mal que bien- tienden a desaparecer, manteniendo algún síntoma de recordatorio dejando, eso si, alguna secuela. Hablamos entonces de evolución a la cronicidad y son precisamente estas las más prevalentes en nuestro entorno dado que hemos sido capaces de vencer casi todas las enfermedades agudas gracias a los adelantos de la medicina y la cirugía. Y tambien por otras razones de las que hablaré después y que son las consecuencias negativas de esos mismos adelantos y que llamamos genericamente yatrogenia.
El cuello de botella, el reto de la medicina actual parece estar pues en las enfermedades crónicas, es decir en aquellas que logran alcanzar un equilibrio lejos de la estabilidad.
La mayor parte de las enfermedades mentales pertenecen a este grupo de enfermedades con tendencia a la cronicidad.
Lo cierto es que las enfermedades parecen ser cosas vivas, especies, por asi decir, como los gusanos, los perros, los plátanos o los mosquitos, así son estudiadas de esta manera por la tradición médica; desde el naturalismo de Condillac hasta hoy las enfermedades son concebidas por su esencia. Hipocrates llamaba a esta esencia physis. cada enfermedad tenia su physis, es decir su forma (forma y evolución) y por supuesto una causa natural, es por eso que podemos reconocerlas precisamente por los signos y síntomas que nos presentan. Una causa natural que era naturalmente desconocida en tiempos de Hipocrates y que sigue siendo hoy desconocida para muchas enfermedades.
Pero no debemos fiarnos demasiado del esencialismo, al menos en las enfermedades mentales.
Una de las diferencias fundamentales que poseen las enfermedades mentales con respecto a las somáticas es que son patoplásticas, es decir toman formas diferentes segun la epoca, el entorno, las expectativas de la población y las creencias compartidas por los mass media. Dicho de otra manera: las enfermedades mentales cambian su physis segun el momento historico en que se estudian. Pero hay algo más: cambian según las conceptualizaciones de los expertos.
Asi en el siglo XIX la ninfomanía se consideraba una enfermedad y hoy hasta le hemos cambiado el nombre: le llamamos promiscuidad y ya no la consideramos una enfermedad sino un rasgo de personalidad más o menos adaptado, lo msimos sucede con la homosexualidad y otras sexualidades fugitivas. Por el contrario, aparecen enfermedades cuasi nuevas y con nuevas máscaras patoplásticas: el TLP, es un ejemplo de una enfermedad típica de la época en que vivimos como la anorexia mental, propia de la postmodernidad y de los cambios que ha sufrido nuestra sociedad en su autoconcepto familiar, vocacional, educativo, social, sexual, etc. Esto no quiere decir que estas enfermedades sean nuevas sino que encuentran su nicho ecológico más adecuado en los modos en que vivimos y creemos y son inexistentes en otras culturas.
Y hay aun más: existen enfermedades completamente nuevas que ni siquera sabemos si son enfermedades, por eso algunos autores hablan de no-enfermedades. Lo que sabemos acerca de estas misteriosas enfermedades es que están profundamente relacionadas con nuestra forma de vivir y nuestra forma de esperar alivio o curación. Lo cierto es que para poder hablar de curación es necesario -perogrullo dixit- que haya una enfermedad real. Ningún médico puede curar una enfermedad que no existe, es decir una enfermedad sin physis. Por ultimo no cabe duda de que existe tambien una promoción de ciertas enfermedades por parte de los agentes interesados en vender más farmacos, usualmente de caracter cosmético o preventivo como lo que sucede con los bifosfonatos y la osteoporosis.

Y todo apunta a que estas enfermedades responden a malestares inespecificos que han sido medicalizados, no por los médicos o los laboratorios (como piensan algunos) sino por las expectativas racionales de la población. Hablamos entonces de yatrogenia, la consecuencia mala de los adelantos, pues la yatrogenia no es sólo aquello adverso que procede de las medicaciones o las exploraciones sino que existe una yatrogenia social que procede de las expectativas.
El idioma inglés tiene dos palabras para designar la enfermedad, una de estas palabras es disease (enfermedad), mientras que la otra es sickness (malestar). Lo interesante de sentirse sick, es que es aplicable a casi cualquier cosa, por ejemplo se llama mother sick a la nostalgia. La distinción no es baladí porque la nostalgia (y muchos otros malestares) no son enfermedades (diseases) sino malestares (sickness). La consecuencia directa de este razonamiento es que los malestares no tienen tratamiento médico.
Pero aqui no termina el problema porque los malestares pueden adquirir una mascarada médica a fin de poderse legitimar como malestares genuinos y obetener prebendas econmicas o laborales, sociales y simpatias, tratamientos o exploraciones naturalmente destinadas al fracaso. Algo asi sucedió con la epidemia de histeria en el siglo XIX y algo muy parecido -desacreditada ya la histeria- está sucediendo hoy con otros malestares medicos o psicológicos.
Y lo cierto es que hay muchas razones para ese malestar en la cultura del que hablaba Freud, un idóneo caldo de cultivo de malestares que induce respuestas de salud en lugar de promover actitudes políticas o de compromiso social, asi todo malestar se convierte en una enfermedad con consecuencias de sufrimiento adicional para aquellos que insistentemente buscan en la enfermedad la legitimación de su dolor. Algo que no siempre consiguen salvo levantar las sospechas de su entorno. es por ello que la busqueda de un diagnóstico médico y en ciertas ocasiones la busqueda de una causa exótica opera como una causa en la que militar en ciertas personas que buscan desesperadamente ser “tomados en serio” por sus médicos y familiares.
Naturalmente estos sufrimientos son siempre genuinos, no es necesario tener una enfermedad para estar o sentirse enfermo. Uno puede estar enfermo aun sufriendo una no enfermedad. Vivimos en una sociedad clinica (Marino Perez) o en una sociedad del tener (Almendro), es lógico pues que los malestares deriven hacia la medicina, religión universal del hombre de hoy.
Con todo y para terminar este post me gustaria dejar aqui constancia de las 4 causas de las enfermedades más conocidas y que carecen de tratamiento desde la medicina, a saber: la ignorancia, las desigualdades, las adversidades de la vida y la negación del dolor y la muerte (las expectativas irrazonables con respecto a la vida).
De todo lo cual podemos deducir en qué consiste la curación psíquica: un saber sobre el malestar que nos aqueja que tiene en cuenta el caos y la indeterminación de las adversidades de la vida y que se asumen como inevitables de nuestra condición de seres transitorios y contingentes que viven en un mundo diseñado para el cambio y el dolor. Y la aceptación de que después de todo, la muerte como la vida carece de sentido, es decir de fundamento y que no obstante estamos diseñados para encontrarlo.
Curarse es superar la dualidad donde los contrarios pelean por imponer su dominio sobre el psiquismo, curarse es habitar una elevación -la consciencia- donde se resuelven todas las dualidades.

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