La Vitamina C es un efectivo antioxidante y tiene un papel fundamental en la inmunidad (a tener en cuenta en los momentos que corren). Los humanos no la podemos fabricar, debemos tomarla de la dieta o de suplementos de Vitamina C.
La Vitamina C alcanza niveles más elevados en los leucocitos (células de defensa inmunitaria) que en el plasma, lo cual puede indicar el importante rol de esta vitamina en estas células inmunitarias. Entre otras funciones tienen un importante papel en impedir la replicación de los virus.
El estudio reveló que la Vitamina C liposomada permanece más tiempo en la sangre, entra más rápidamente en los leucocitos y la concentración en estas células era un 50% superior respecto a la convencional.
Por ello se recomienda utilizar Vitamina C liposomada más que la convencional para mejorar nuestras defensas especialmente en infecciones víricas.
Existe una amplia variedad de alimentos ricos en vitamina C, tales como el pimiento rojo, el perejil, el brócoli, el kiwi, las fresas, el tomate y los cítricos. Es posible obtener grandes cantidades de vitamina C por medio de la alimentación si se consumen dichos alimentos de manera diaria.
En muchos casos, podría ser sensato tomar vitamina C en suplemento. La forma más efectiva de suplementación oral de vitamina C es la vitamina C liposomada, lo que facilita la absorción, asimilación y biodisponibilidad con lo cual el efecto terapéutico es mayor.
La vitamina C liposomada evita muchas de las complicaciones de la vitamina C tradicional o del ácido ascórbico (como malestar gastrointestinal), por lo que le permite obtener una concentración intracelular mucho mayor.
