lunes, 2 de diciembre de 2013

Yoga no es Gimnasia de Ramiro Calle.. Alcorcon Centro yoga Maitreya

BLOG DE RAMIRO CALLE   www.ramirocalle.com
Hace veinte años inicié en la práctica del hatha-yoga a María Luisa Jiménez Marqués, que ya era asidua practicante de meditación. Se formó a fondo para ayudarme como monitora en el espacio que a lo largo de tres años hicimos en TV, casi a diario y para numerosos países, además de España, impartiendo en directo clases de asanas, respiración, relajación y meditación. LLeva más de quince años dando todos los días clases de hatha-yoga en el centro de yoga Shadak y es una extraordinaria profesora.

Creo que su testimonio, vivido como experiencia personal (y no olvidemos que el yoga es todo él experiencial y los yoguis han verificado por sí mismo las técnicas a lo
largo de milenios), es de máximo interés y me identifico plenamente con el mismo, por lo que lo incluyo para que sirva de luminosa reflexión:
"Al ver toda la adulteración que se está produciendo con respecto al genuino hatha-yoga, yo saco una conclusión de todo ello: Está claro que no se habla en muchas informaciones sesgadas del hatha-yoga, que parece el gran olvidado, sino de yogas desnaturalizados o pseudoyogas que se han puesto de moda u otras formas aún más agresivas y lesivas que se practican en Estados Unidos y se han ido desplegando por otros países. Los yoguis no estudiaban anatomía, porque la descubrían en sí mismos y por sí mismos, desde su experiencia personal. Su trabajo era metódico, regular y progresivo, con lo cual difícilmente podía resultarle lesivo.
El yoga genuino es descubrirse, sentirse, vivirse, experimentarse; más allá de los conceptos, de las teorías, de los Maestros, porque desde el primer momento la práctica se convierte en algo personal e intransferible, aunque se comparta el espacio donde se realiza. Lo que falla no es tanto el conocimiento como el método.
El problema es convertir un método de autodesarrollo en un culto al cuerpo, en querer llegar a la meta sin recorrer el camino... siempre yendo hacia afuera en lugar de hacerlo hacia adentro. Está muy bien seguir el camino que uno quiera tomar, pero no hay que confundir los métodos ni los objetivos. Para cada objetivo existe un método, o muchos, pero no todos son los más apropiados. ¡Hay que saber discernir!"
Nunca el yoga tendría que convertirse en un medio para cultivar la estampa del campeón, afirmar el orgullo espiritual (que es sin duda el peor) y pronunciar el narcisismo, estimular el sentido de la competición o el de jactarse de ser más flexible que el otro y contentarse con convertirse en un llamativo contorsionista. Pero claro, muchos se prestan a dar lo que vende, lo que demanda esta sociedad enfermiza de ego y poder, tendente siempre a lo aparente y no a lo real, a lo superfluo y no a lo esencial.

El yoga es un patrimonio espiritual de la humanidad, aunque muchos se empeñen en ser como mercaderes en su puesto en el "mercado espiritual" desgañitándose para vender una "enseñanza" que nada tiene que ver con el yoga genuino. ¿Por qué le llaman yoga si no es yoga? Es como llamarle al juego de damas el juego del ajedrez cuando no lo es.
Ramiro Calle
Centro de Yoga Shadak