YOGA Y EMBARAZO
Cuando se vive el milagro de engendrar un
hijo, también se lo acompaña con meses caracterizados por cambios profundos,
crecimiento, maduración y también inestabilidad emocional. Una persona adulta
sana nunca está sujeta a tantas modificaciones como durante el embarazo.
La práctica del yoga ayuda a encontrar
bienestar físico, mental y emocional.
En muchas sociedades primitivas las mujeres
vivían en armonía con la naturaleza, utilizando su cuerpo de tal manera que
estimulaban la flexibilidad, la resistencia y la buena salud preparándose así
naturalmente para el parto y la maternidad. En la actualidad en cambio
necesitamos aprender, como usar nuestro cuerpo de manera natural y el yoga
puede ayudarnos a lograrlo.
A través de las posturas, respiración consiente
y la relajación se consigue una conciencia tanto del cuerpo físico como del
mental, lo que favorece un buen desarrollo del embarazo y el bienestar del
bebe.
Realizar de manera regular ejercicios también
ayudara a evitar el estrés, descargar la tensión diaria y proteger la espina
dorsal, de modo que el cuerpo se pueda acomodar con facilidad a los cambios. A
medida que se vaya logrando un mayor grado de flexibilidad y libertad de
movimientos, la embarazada logrará estar cada vez más cómoda en las posiciones
y durante los movimientos lo que la ayudará en el futuro a hacer frente a
dolorosas contracciones, y cuando llegue el momento de dar a luz, sabrá
instintivamente cómo emplear el cuerpo.
Una futura mamá que aprendió a calmar sus
molestias, a eliminar los dolores característicos de esta etapa, a tener una
mirada diferente y poder colocar al dolor en un sitio más natural, ni tan
temido, ni tan sobre valorado, va a disfrutar más de su embarazo
El Yoga favorece el desarrollo de la
conciencia corporal pudiendo así vivenciar el espacio donde habita el bebé y el
espacio por donde pasará al nacer.
Cuando se combinan posturas, con la
respiración profunda, mejoraran todas las funciones vitales, incluidas la
circulación de los fluidos, la eliminación de residuos y la propia respiración,
además de aumentar el nivel general de salud y energía.
DESARROLLO
GRANDES Y
PEQUEÑOS CAMBIOS
Los cambios son diferentes en cada etapa. En
el primer trimestre suelen aparecer por un lado un cierto ensimismamiento y por
los otros algunos trastornos como mareos, náuseas, vómitos que exigen una
adaptación para funcionar cotidianamente con estas molestias.
Luego vendrán las transformaciones físicas:
forma y tamaño de cuerpo. Y con los primeros movimientos fetales la conciencia
de llevar un hijo adentro: situación que provoca por un lado alegría y por otro
ansiedad.
Los cambios de forma y tamaño comenzarán a
notarse a partir del cuarto o quinto mes. La embarazada debe aprender una forma
diferente de relación con su cuerpo y con su imagen corporal, que posiblemente
le demande mucho esfuerzo, pero también la enriquecerá mucho. Esta capacidad de
verse diferente, le permitirá relacionarse con su ser y su cuerpo de modo más
abierto y flexible.
En la entrada al último trimestre se
presentarán ciertas dificultades de movimiento y la sobrecarga comenzará a
hacerse sentir. Hacia el final del séptimo mes el bebe se ubicará cabeza abajo
y esto puede traer molestias en el bajo vientre, además del comienzo de las
ansiedades que produce el conectarse con el nacimiento.
El trabajo corporal puede acompañar en este tránsito
y permitirle a la embarazada jugar con todas sus posibilidades de
enriquecimiento tanto físicas como emocionales y espirituales, además de
ayudarla en sus dificultades. Es probable que el crecimiento del bebe ocasione
molestias de diferente intensidad para cada mujer, entonces deberá estimularse
la búsqueda de nuevas posturas que permiten evitarlas, aliviarlas y alivianar
el cuerpo y a la vez, aceptar su enlentecimiento y el mayor tiempo de descanso
que necesita para sentirse bien.
Una de las partes del cuerpo que más
consideración requiere durante el embarazo es la columna en la zona lumbar,
debido al aumento de la lordosis que generalmente aparece.
La mayoría de los dolores lumbares pueden
atribuirse a la acentuación de la lordosis lumbar.
El crecimiento del útero causa un ligero
desplazamiento de la pelvis hacia delante. El incremento de la lordosis es
mayor si la mujer ya desde antes tiene débiles los músculos extensores de la
cadera y el abdomen.
Se buscará desde el yoga realizar ejercicios
de rectificación especialmente de la región lumbar, y otros para mejorar la
postura del cuerpo.
Cabe aclarar que la postura lordótica es una
especie de "postura natural" producida ante el crecimiento de la
panza, por lo tanto es de difícil corrección.
A través de la práctica de yoga en
embarazadas buscamos:
*Conciencia superficial y profunda del
cuerpo.
*La percepción de huesos, articulaciones,
músculos y piel.
*Estiramiento y fortalecimiento muscular.
*Aliviar tensiones en todo el cuerpo y en
particular en la zona lumbar.
*Centralizar la pelvis a través de
ejercicios, tratando de evitar así el incremento de la lordosis.
*Conciencia de columna y pelvis.
*Conciencia de músculos abdominales como
sostén de la postura y su función en el parto.
*Conciencia de la respiración
*Contacto con compañeras, dar y recibir.
*Percepción de las emociones.
*Contacto con el bebe.
Podríamos decir que no existe "un yoga
para embarazadas", sino una adaptación en las asanas, respiraciones y
otras prácticas adaptadas a la necesidad de la futura madre. Buscando de ésta
manera acompañar desde la paz, la armonía, y tranquilidad, que el yoga nos
brinda.
La columna vertebral es el soporte central, y
durante el embarazo, cuando el cuerpo tiene que cargar con 9 ó más kilos
extras, se pierde estabilidad y armonía.
Si la futura mamá no realiza ejercicios
adecuados, las articulaciones de la columna de fatigan, causando dolor en el
sacro, la parte baja de la espalda, el cuello o la cabeza.
Los ejercicios en el suelo son ideales para
tomar conciencia de la columna.