lunes, 13 de marzo de 2023

Yoga Journal entrevista al Dr. Miguel Fraile


 

 

Artículo yoga terapéutico para Yoga Journal

Desde hace dos años estoy secuestrado por una enfermedad neurológica degenerativa que se conoce como ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Poco a poco el secuestro es cada vez más opresivo. Me ha dejado sin voz, sin masticación, sin fuerzas, ya casi sin movimientos.

Pero hay una cosa que no me ha quitado, la capacidad de sentir y de vivenciar emociones.

Es poco lo que puedo compartir con los demás desde mi estado, pero puedo compartir el cariño, el afecto, y sobre todo el amor. Las emociones negativas no me interesan, forman parte de la competencia narcisista o de la agresividad porque el propio deseo no se realice. No merece la pena vivirlas Hay cosas más importantes que experimentar como pueden ser la serenidad o la plenitud interior.

Llevo 40 años practicando meditación budista Vipassana. Lo que he ido aprendiendo al meditar durante estos años, lo he reflejado en tres de mis libros: "Meditación budista y psicoanálisis", "El grito silencioso" y "Más allá del yo".

Cuando en esta etapa de mi vida siento que hay unos estrechos límites que me retienen y no me dejan moverme, hay un espacio donde surge la mayor amplitud que conozco y donde me siento completa y totalmente libre, sin ataduras. Ese espacio está en el interior de mi mente.

Cuando me siento a meditar y me alejo de la conciencia cotidiana, repleta de sucesos, cambios, movimientos y todos esos pormenores internos tan repetidos día tras día, es cuando empiezo a conectar con la serenidad, con la quietud interior que surge al concentrar la mente y alejarse de la rutina diaria de pensamiento y vivencia.

Cuando la conciencia deja de fluir continuadamente hacia afuera y se mantiene centrada en sí misma, desaparece completamente el pasado y el futuro, y solo existe el continuo presente de la conciencia atemporal.

Más allá de la inicial serenidad mental meditativa, está la plenitud y la libertad absoluta que surge al no elegir y dejarse ser sin tiempo. Es la vivencia de lo que es en sí y para sí, sin ninguna otra necesidad ajena.

En ese estado no hay secuestro ni limitación. No tiene referentes con los que compararlo. Se basta a sí mismo en su totalidad vivencial.

El monje chino Li Po afirmaba: "Nos sentamos juntos a meditar la montaña y yo, hasta que al final solo queda la montaña".

Esa es mi vivencia diaria al meditar.

No hay más necesidades.

Miguel Fraile.