sábado, 13 de julio de 2019

Qué es el cólico del lactante.TRATAMIENTO PROFESIONAL APLICADO POR: ALMUDENA CHECA OSTEOPATA FORMADA EN LA ESCUELA GAIA EN EL AÑO 1999. ESPECIALIZADA EN EL “METODO RUBIO” PARA COLICOS LACTANTES, EN EL 2012. DIPLOMADA EN FORMACIÓN ESPECIALIZADA DE OSTEOPATÍA INFANTIL EN IFENTI (Instituto de Formación y Desarrollo Clínico en Terapias Infantiles



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El cólico del lactante es uno de los motivos de consulta pediátrica más frecuente por el sufrimiento que genera en un bebé de pocos días o semanas y el que provoca a los padres, que en muchos casos llegan a desesperar por no saber qué hacer para ayudarle.
Es un llanto que no cesa, que los padres interpretamos como un momento de dolor, rabia y malestar de los niños, que nos hace intentar actuar de algún modo y en muchos casos nos lleva a perder los nervios, por la impotencia y el agotamiento de ver que a pesar de nuestros esfuerzos, el bebé sigue llorando.
Si estás en esta situación y te gustaría saber cuáles son las posibles causas e intentar ayudar a tu bebé a dejar de llorar, a continuación te explicamos qué es el cólico del lactante y cuáles son las posibles soluciones para tratarlo.

Qué es el cólico del lactante

En medicina hay un diagnóstico muy útil pero muy poco específico para esas situaciones en las que una persona explica que no se encuentra bien, pero no se halla la causa: malestar general. Es algo así como decir "esta persona se encuentra mal, pero no sabemos aún por qué", y ese diagnóstico perdura hasta que se encuentra el definitivo que por fin lo sustituye.
Pues en pediatría pasa algo parecido cuando un bebé de pocos días llora y los padres no encuentran el modo de calmarle: cólicos del lactante o cólicos del bebé. De hecho, es tan inespecífico que en muchas publicaciones ya no se le llama cólico, sino llanto inconsolable del bebé, que es lo mismo que no decir nada:
- Señora, su bebé tiene un episodio de llanto inconsolable del bebé.
- No me diga, no me había dado cuenta... menos mal que he venido (responde irónicamente la madre).
Así que como es lo mismo que no decir nada, pues parece que coloquialmente queda mejor "cólico del lactante" o "cólico del bebé", que sí suena un poco más a enfermedad:
- Señora, su bebé tiene cólicos.
- Vaya, lo imaginaba. Ya decía yo que tanto llorar no podía ser normal.
El problema es que podría ser algo, o no ser nada, porque como digo hay que ahondar un poco para
saber si podría solucionarse.

Síntomas de los bebés con cólicos

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Lo primero de todo, antes de empezar a buscar causas y soluciones es saber si de verdad el bebé padece cólicos del lactante, porque todos los bebés lloran y hay padres que piensan que son cólicos cuando lo único que tienen es un bebé que les está comunicando algo. Por ejemplo, dejar al bebé en la cuna y esperar que se duerma solo es absurdo en muchas ocasiones, y solo provocará el llanto. No tiene cólicos, le has dejado solo.
Por otro lado, que hayan pasado dos o tres horas después de la última toma y llore cada vez más, no es cólico, sino hambre. De igual modo, un bebé puede llorar por sueño, porque tiene un "pedete atravesado" (gases), o ganas de hacer caca y no le sale, y entonces eso tampoco son cólicos (a esto se le conoce como disquecia del lactante). Incluso hay padres que dicen: "tiene cólicos, llora un montón, pero le cogemos y se le pasa". No, esto tampoco es cólico, esto es soledad.
Se considera cólicos del lactante cuando el llanto sucede en un bebé de menos de tres meses de vida, que se da por las tardes, normalmente a partir de las seis, que suele iniciarse hacia la segunda o tercera semana de vida alcanzando el pico más alto sobre la sexta semana, cuando puede llegar a llorar hasta tres horas seguidas, al menos tres días a la semana. Además, es un llanto que no cesa si se le alimenta, si se le coge en brazos o si se le tapa (por frío).

Posibles causas del llanto inconsolable del bebé

Este llanto tan molesto, que se soluciona solo a partir de que el bebé cumple los tres meses, cuando ya es más maduro y llora cada vez menos, puede deberse a diversas causas que van acompañadas de las consiguientes soluciones (o intento de solución).

Alergia a la leche, intolerancia a la lactosa,...

La primera de las posibles causas de llanto en el bebé es que algo de lo que está comiendo no le esté sentando bien. Puede ser la lactosa o la proteína de la leche de vaca de las fórmulas infantiles que sustituyen a la lactancia materna, o puede ser algo que come la madre que pasa a la leche y le molesta.
Si es por esto, el llanto del bebé suele escapar de la definición de cólico, porque un bebé con alergia o intolerancia no llora solo por las tardes, sino también por la noche y la mañana; pero como llora tanto y los padres dicen que "serán cólicos" (y a veces algún profesional), vale la pena tenerlo en cuenta.
En caso de que el bebé sea amamantado lo habitual es que el llanto sea provocado por algún tipo de sustancia excitante (bebidas con cafeína) o que sean los lácteos. La solución pasa entonces por quitar las bebidas con cafeína y esperar dos o tres días para ver si hay cambio. Si lo hay, volver a tomarlas para confirmar (si al volver a tomarlas vuelve a llorar, la causa del llanto está clara). Si esto no es, entonces se hace la prueba con la leche y derivados (o primero con esto, y si falla se pasa a la cafeína), eliminando cualquier producto que pueda contener leche, esperando unos días y luego volviéndolos a introducir si ha dejado de llorar.
En caso de que tome biberón, la recomendación es cambiar la leche artificial por una fórmula hipoalergénica, para ver si con ello se reduce el llanto.

Alimentar al bebé después de haber llorado

La lactancia materna se da a demanda, y la alimentación con leche artificial también. Esto quiere decir que en cuanto el bebé empieza a gemir, y antes de que llore, hay que darle ya de comer, sin tener en cuenta si han pasado una, dos, tres o cuatro horas. Si el bebé llora, y si llega a hacerlo de manera fuerte, empieza a tragar aire, empieza a sufrir estrés y ansiedad, y todo esto repercute en dos cosas: que al final del día esté saturado y sobrepasado por haberlo pasado mal durante el día y que tenga aire que deberá echar mediante eructos.
De las dos cosas lo peor es lo primero, porque el aire se va con un simple eructo. Pero si come con aire, con malestar porque quiere echarlo y no puede, también puede ponerse nervioso y comer a disgusto.
Lo recomendable en este sentido es llegar a tiempo y no tarde, si es posible, (cuando llora es tarde), y en caso de alimentar al bebé con biberón hacerlo con algún biberón anticólico o con válvula de aire que permita que el aire entre, eliminando el vacío que provoca la succión en el mismo. Los biberones sin válvula van haciendo vacío a medida que el bebé saca la leche y llega un punto en el que tiene que parar para que entre aire y le pueda seguir cayendo la leche, y a algunos bebés esto no les gusta demasiado.
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Por otro lado, hay que respetar la demanda del bebé y no intentar que se acabe los biberones a nuestro antojo. Si se le preparan 60 y deja 20, no ir insistiendo para que se los tome, porque lo llenaremos demasiado y lo incomodaremos, a riesgo de que eche leche, o aún peor, que no la eche y se pase una o dos horas haciendo una digestión pesada y molesta.

Alteración de la flora intestinal

Es ahora, en los últimos años, cuando se está descubriendo que la flora intestinal de los bebés es totalmente diferente si nacen por parto vaginal o cesárea, y totalmente diferente según el alimento que reciban. Esto hace que las digestiones sean muy diferentes entre unos y otros, y que los haya que fermenten los alimentos de un modo más molesto, generando más gases, mayor distensión abdominal y más llantos.
Para estos casos el cambio de leche puede ser útil (cuando toman artificial), pues la flora de estos bebés no alcanza el nivel de aquellos que son amamantados, o la administración de probióticos que puedan pasar a formar parte de la flora del bebé para ayudarle en sus digestiones, aunque no está demostrado todavía que sea una solución del todo útil.
También se usa desde hace tiempo preparados para bebés con algunas hierbas como manzanilla y tila. Por lo general contienen más azúcar que hierbas, así que no son nada recomendables. Es mejor, en todo caso, y siempre que el pediatra lo indique así, hacer una manzanilla normal y dar una o dos cucharaditas por si mejora.
Siendo la barriga, además, funciona muy bien la postura anticólico, que es toda aquella en que se coge al bebé sujetando su abdomen, ejerciendo una mínima presión. Siempre que le sujetemos un poco la barriguita se encontrará algo mejor y estará más cerca de relajarse que si lo cogemos de otro modo.
Además, los masajes pueden ser útiles para ayudar al bebé a soltar los gases intestinales y hacer caca. Una visita a un fisioterapeuta que trata a bebés puede ser muy útil como terapia y para que enseñe a los padres qué tipo de intervención pueden llevar a cabo en casa para seguir con ello.

Reflujo gastro-esofágico

Otra de las causas de llanto es el reflujo gastro-esofágico del bebé, que es el paso del ácido del estómago hacia arriba, hacia el esófago, que produce llanto en el bebé por el dolor. En este caso el llanto no es solo por la tarde, sino que sucede a cualquier hora, y al ser imposible de calmar mucha gente lo confunde con cólicos.
Sin embargo, al ser tan repetido, al ser tanta la irritabilidad, debe acudirse al pediatra para que se realicen las pruebas pertinentes que descarten o confirmen el diagnóstico, puesto que el reflujo tiene tratamiento.

Que no sea nada de esto, sino un "no puedo más"

Finalmente, cabe la posibilidad de que no sea nada de lo que hemos comentado y que el llanto por las tardes responda a un "no puedo más" del bebé. Una suma de todos los estímulos que va recibiendo a lo largo del día que, al llegar la tarde-noche, le hacen reventar a llorar como única válvula de escape al estrés o ansiedad que ha sentido.
¿Que por qué ansiedad? Por cualquier cosa: es un bebé y no es capaz de razonar, así que no puede entender cuáles son sus malestares, el por qué, ni saber que enseguida serán calmados. Un bebé solo llora cuando se encuentra mal y si la ayuda tarda, el estrés le hace llorar cada vez más para que la solución no se demore más.
Ante esto se recomienda hacer uso de una mochila porta-bebés durante el día, para que lo paseemos ahí, tanto para que vaya en vertical y pueda soltar los gases que quiera como para que esté en movimiento y en contacto con el cuerpo de mamá o papá. O bien en brazos: muchos brazos como prevención de los cólicos, para evitar que aparezcan más tarde.

Otras soluciones, por si acaso

A cada causa le hemos dado la posible solución, pero todas sirven para todo, porque como decimos no se conoce la causa, y porque en realidad puede ser más de una a la vez: un bebé puede llorar porque le molesta la barriga, pero también porque a la tarde está muy agobiado.
Como un bebé puede llorar además por otras cosas que no hemos mencionado, o como hay otras cosas que pueden ayudar en los casos anteriores, os dejamos con algunas de las soluciones que la Academia Americana de Pediatría recomienda, además de las que ya hemos comentado:
  • Envolver al bebé en una manta para que se sienta caliente y seguro.
  • En caso de que la mamá o el papá fuman, procurar dejar de fumar o hacerlo fuera de la casa.
  • No fumar si se vuelve a quedar embarazada.
  • Cuando la persona que está con el bebé sienta que está en tensión y con ansiedad por el llanto que no cesa debería pedir a otra persona que se haga cargo del bebé y salir de casa un rato. Si no hay nadie con quien compartir el cuidado del bebé en esa situación y la persona que lo tiene en brazos empieza a perder los nervios es mejor dejarlo en la cuna llorando que perder los estribos y sacudir al bebé. Esto podría ocasionarle ceguera, lesiones cerebrales o incluso la muerte.
Foto | Harald Groven, Raúl Hernández González en Flickr, iStock
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